
22 Ene Camino a la Confianza
La confianza es una necesidad psicológica como el amor, el apego o la seguridad. Muchas veces, el miedo que sentimos ante situaciones complicadas puede ser el resultado de la fatiga, el cansancio o la soledad.
Confiar en los demás implica antes confiar en uno mismo. En ese camino hacia la autoconfianza, nos encontramos a menudo obstáculos que dificultan nuestro paseo; son situaciones complicadas, dificultades o problemas en los diferentes contextos en los que nos desarrollamos (la familia, los amigos, el trabajo, la economía…). No obstante, los momentos difíciles pueden convertirse también en una gran oportunidad para la transformación y el desarrollo personal; para crecer, evolucionar y mejorar la confianza en nuestros propios recursos.
Puede ser que las cosas vayan mal… es cierto. Pero también lo es que esto mismo puede constituir una buena oportunidad para que las cosas vayan mejor más adelante.
Cuando las circunstancias nos demandan ser capaces de atravesar obstáculos, si superamos nuestros miedos y bloqueos personales, podremos desplegar nuestro gran abanico de habilidades y potencialidades, y descubrir en nosotros recursos nuevos.
Es posible que, mientras sentimos que cada vez hay menos que perder, tengamos la valentía de poder dar ese giro vital que hasta ahora descartábamos por no arriesgar situaciones estables. Si estamos dispuestos y es lo que deseamos, descubriremos que somos capaces de hacer frente a situaciones difíciles con más entereza y lucidez de lo que pensábamos.
Sin embargo, a menudo se hace necesaria una ayuda externa y profesional que permita mejorar la sabiduría de uno mismo, la valía personal y las potencialidades propias.
Para conseguir mejorar nuestra confianza, debemos reconocer nuestro propio diálogo interior, lo que nos decimos… Tenemos que aprender a identificar esos pensamientos que nos limitan constantemente… “qué desastre soy”, “todo me sale mal”, “no lo voy a lograr nunca”, “es imposible que cambie”, “qué mala suerte tengo en la vida”, etc. Es matemático que, si me veo de una forma determinada, todo lo que haga tenga mucha relación con esa forma de verme a mí mismo. Así, si pienso que las cosas nunca me van a salir bien, difícilmente tendré el impulso y la confianza necesarios para emprender en la dirección que deseo. Y si, por casualidad, intento hacer algo sintiéndome muy inseguro conmigo mismo, convencido de que no lo voy a poder lograr, es bastante probable que las cosas no salgan como yo quería; lo cual va a generar un mayor sentimiento de inseguridad, indefensión, complejo y falta de confianza… Es lo que se conoce en psicología como el mito de la profecía autocumplida. Al final nos convertimos en lo que pensamos, sentimos y decimos a nosotros mismos.
Pero… ¿cómo salir de este círculo vicioso?… La respuesta es clara: conocerse mejor. Desarrollar un trabajo personal previo a la toma de decisiones con un acompañamiento psicológico profesional, es necesario para romper esa cadena negativa.
Conocerse mejor implica también explorar. Si exploramos, investigamos y probamos nuevas alternativas y opciones de respuesta, obtendremos resultados diferentes a los habituales, y comprobaremos que somos capaces de muchas cosas que ni siquiera sabíamos que podíamos pensar, sentir o hacer.
Transformar la forma de mirarnos a nosotros mismos, eligiendo ser comprensivos con nuestros defectos (de la misma forma que lo somos con los de las personas a las que más queremos), así como reconocer y valorar nuestras virtudes, capacidades y potencialidades, es esencial para avanzar en el recorrido a la autoconfianza y, por ende, a la confianza en los demás.
Se trata, pues, de un camino íntimo y personal que nos permite reencontrarnos con lo que queremos… con lo que realmente somos.
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